Por muchas fuentes e informaciones sabía que la WWF no era más que otra de las incontables instituciones "de prestigio" que jalonan la construcción de lo que se conoce como la agenda del Nuevo Orden Mundial. Hacía ya tiempo que quería compartir estas informaciones que en su día descubrí en una web anónima de Internet, así es que aprovecho para hacerlo ahora, a raíz de que esta organización destituyera, por unanimidad por lo visto recientemente en Madrid, al Rey D. Juan Carlos como presidente de honor de la misma. Lo que había que preguntarse es qué hacía el Rey ahí metido. Esta información dice así:
La WWF, o Fondo Mundial Para la Vida Silvestre, es una organización fundada por el mencionado Felipe, Duque de Edimburgo, en 1961 y con la declarada intención de proteger a las especies de animales en vías de extinción, y a la creación de parques nacionales y reservas
de vida silvestre. Curiosamente, el Príncipe Felipe decidió fundar esta organización pocos meses después de haber participado - invitado por el Rajá de Jaipur - en una expedición de caza de tigres de bengala y de haber matado a una rinoceronte hembra, dejando que su cría escapase hacia una segura muerte por inanición. Como este hecho había provocado un escándalo periodístico de magnitud, Felipe nombró como presidente del WWF a su primo hermano, el Príncipe Bernardo de Holanda, porque además - como declaró sir Peter Scott, uno de los fundadores del WWF, “Cuando iniciamos al WWF, un presidente inglés se hubiese visto demasiado colonialista”.(1)
También habló Ian MacPhail, primer director internacional de apelaciones del WWF, refiriéndose al incidente de la mamá rinoceronte: «Yo fui uno de los que encubrió el hecho», pensando que el mayor bien era salvar a varias especies de animales en su totalidad. Reflexionando sobre el fracaso del WWF para salvar animales durante las tres décadas anteriores concluyó: «Pero, con gran pesadumbre tengo que informar que estaba errado. Los rinocerontes, los elefantes y el panda no se embarcaron, y la Nueva Arca de Noé partió sin ellos".
El Informe "Marfil Negro"
En 1972, Sir Peter Scott, fundador del WWF, comisionó a Alan Parker, un gran cazador (legal) que vivía en Nairobi para que investigara al lucrativo comercio ilegal de marfil, cuernos de rinoceronte, etc. Entre otras cosas, Parker descubrió que la familia del presidente de Kenya, Jomo Kenyatta participaba ampliamente del tráfico ilegal, y que su hija Margareth era la secretaria de una compañía que vendía cuernos de rinoceronte y colmillos de elefante al Oriente Medio, comercio que más ha diezmado a las grandes especies de animales de Kenya. Parker también incluyó en su informe a varios de los más importantes "conservacionistas" de Kenya entre los ca-zadores ilegales. Los zorros cuidando el gallinero . . .
Unas cuantas horas después de haber entregado su informe a Sir Scott, Parker fue secuestrado, llevado a la famosa estación de policía de Langatta Road, donde fue golpeado durante tres días y se le advirtió que no dijera nada sobre lo que había escrito, o asesinarían a su esposa. El informe, que hasta ese entonces era la mejor investigación que se había hecho sobre la matanza de animales salvajes de África, se mantuvo escondido durante 17 años, hasta que Kevin Dowling, cineasta irlandés, lo desenterró para usarlo en su aguda denuncia del WWF, la película «Ten Pence in the Panda», producida por la red Independent Television, de Gran Bretaña.
Por los mismos días en que Parker era torturado, el príncipe Bernardo le entregaba a Kenyatta la “Orden del Arca Dorada", creada especialmente para él, por «salvar al rinoceronte». Bernardo sabía que un gran número de animales había sido exterminado durante el gobierno de Kenyatta porque tenía
en su poder el informe de Parker, «Marfil Negro»: había firmado el recibo. Sin embargo, consideraciones de políticas coloniales hicieron que esta reveladora pieza de información fuese totalmente ignorada.
¿Salvar Animales?
A fines de 1989, John Phillipson, profesor de la Universidad de Oxford, completó una investigación interna solicitada por el WWF sobre la efectividad de la organización. “El Informe Phillipson”, un detallado estudio de 252 páginas es una severa condena a la incompetencia y a los disparates del WWF. La conclusión final del profesor Phillipson es que “lo que menos sabía hacer el WWF era precisamente aquello que había escogido como misión: salvar a determinadas especies de animales.”
La paradoja se demuestra en que, después de 23 años de recaudar abundante dinero a costa del adorable panda, el WWF descubrió de repente que el animalito estaba en peligro inminente de extinción. Felipe lanzó entonces, en 1987, una nueva campaña para recabar más fondos para «salvar al panda» - cosa que ya debía haber sucedido, si realmente el WWF hubiese querido hacerlo desde un principio.
El profesor Phillipson hizo notar que «el WWF había gastado más de 4.493.021 Francos Suizos desde 1980 en 8 proyectos» y que «a pesar de un equipo de 43 personas (23 de las cuales eran supuestos científicos), la reproducción de los pandas no tuvo éxito y el resultado de la investigación es insignificante... los laboratorios, equipados a un costo de 530.000 Francos Suizos son verdaderamente imprácticos. La ausencia de asesoría competente, la falta de adiestramiento del personal y la mala dirección han producido un laboratorio 'moribundo'. La conclusión obvia es que el WWF no ha sido efectivo o eficiente en salvaguardar sus grandes inversiones... y que los socios del WWF se desanimarían al darse cuenta que el capital que han aportado virtualmente ha desaparecido.»
Después de más de 30 años de recaudar fondos a costa del panda, el príncipe Felipe se vio obligado a reconocer en 1990 que el panda «está probablemente condenado a desaparecer».
El Caso del Elefante.
En cuanto al elefante, el WWF hizo su muy importante aporte para conseguir la rápida extinción de la especie. El famoso ecólogo E. Caughey, especializado en población animal, realizó un estudio en 1980 que demostró que a principios de 1950 existían en África unos 3.000.000 de elefantes. Luego, en 1976, el primer conteo sistemático de elefantes realizado por Ian Douglas-Hamilton, conservacionista escocés residente en Kenia, encontró1.300.000 sobrevivientes.
Durante toda la década del 70 y parte del 80 el WWF sostuvo obstinadamente que «no existía ninguna crisis del elefante» y combatió todos los esfuerzos de varios conservacionistas para prohibir el comercio del valioso marfil del animal. En 1989, el WWF lo proclamó el «año del elefante», mientras seguía sosteniendo que había aún 750.000 ejemplares.
Sin embargo, el censo realizado en 1988 por Pierre Pfeiffer (ex presidente del WWF de Francia) demostraba que sólo eran 400.000. Por haber revelado esta información, Pierre Pfeiffer fue obligado a renunciar. Remontándonos a 1963, se comprueba que sir Peter Scott, jefe del WWF Internacional, recomendó a la Junta Administradora de Parques Naturales de Uganda la eliminación de 2.500 animales, para lo cual se contrató al ya conocido Ian Parker, que de paso aniquiló 4.000 hipopótamos en la misma operación. La recomendación se basaba en la premisa maltusiana de que "debido a la sobrepoblación, era necesario matar muchos individuos para salvar a la especie". En realidad, y tal como se demostró más tarde, Sir Scott quería crear una gran hacienda que produjera caoba precisamente en los bosques donde los elefantes se alimentaban, y resultaban un estorbo.
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